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Arthur E. Guedel


Arthur Ernest Guedel nació el 13 de junio de 1883 en Cambridge (Indiana), donde recibió la educación primaria. De familia demasiado humilde como para poder costearle estudios superiores, decidió seguir estudiando por su cuenta con la ayuda de un profesor y los libros de la biblioteca. Con esta formación y la ayuda del médico de la familia, consiguió ser admitido con carácter excepcional en el Medical College de Indiana en 1903. No sería en vano, pues se graduó en 1908 con el mejor expediente de su promoción.

Su primer contacto con la Anestesiología se redujo a la administración de cloroformo o éter a algunos pacientes durante su internado en el City Hospital de Indianápolis, sin formación reglada y sin apenas supervisión. Empeñado en garantizar la seguridad de sus pacientes, Guedel rastreó toda la literatura disponible sobre anestésicos y comprobó por sí mismo las afirmaciones de otros autores. Este empeño por verificar y ampliar las observaciones de otros fue una constante en toda su vida.

Guedel con su uniforme de Oficial Médico

Desde 1909 colabora en la administración de anestésicos en diversos hospitales y clínicas dentales, y en 1912 hace público su primer invento: un aparato que permite la “autoadministración” de óxido nitroso (¡la primera versión de la anestesia controlada por el paciente!) en obstetricia y odontología.

Durante la Primera Guerra Mundial es destinado a Francia. El número de heridos en las grandes batallas es tal que Guedel llega a trabajar en jornadas de hasta 72 horas seguidas. No es suficiente, por lo que decide poner en marcha una escuela de anestesia en Chaumont, donde entrenará a médicos y enfermeras en manejo de vía aérea y monitorización de la profundidad de la anestesia: los planos o etapas de la anestesiacon éter, descritos por Guedel, nacieron en estos hospitales de campaña en forma de póster en la pared.

En su labor de supervisión viajaba entre uno y otro hospital de campaña, lo que le acarrearía el mote de “el anestesista motorizado”. En esta época desarrolla técnicas de anestesia más rápidas que las habituales, imprescindibles para salvar el mayor número posible de vidas.

Al terminar la Gran Guerra, Guedel regresa a Indianápolis donde, además de la práctica privada, crea un laboratorio en el que experimentará diversas técnicas anestésicas y diseñará sus propios aparatos. La “víctima” de muchos de sus experimentos fue su propio perro, que se llamaba  Airway.

Airway fue el protagonista del episodio más conocido de la vida de Guedel. Éste conocía, por supuesto, las técnicas de Magill, que había desarrollado ya la intubación nasotraqueal (hablamos de ello aquí).

Empeñado en mejorar la seguridad de la técnica, Guedel había diseñado un tubo con varias capas de goma (inicialmente protectorse dentales de látex o guantes quirúrgicos) que sellaban la vía aérea evitando la broncoaspiración. Lo había probado con éxito en tráqueas de animales que le proporcionaba el carnicero (y probablemente también con su perro). Sin embargo, nadie había prestado atención a este avance, antecedente directo del neumotaponamiento. Así que Guedel decidió convocar en su propia casa a un grupo de expertos anestesiólogos para la demostración definitiva.

El resultado es sorprendente: duerme al perro con una mezcla de etileno y oxígeno, lo intuba con el tubo “con balón” y lo introduce en un tanque con agua. No hay problema: el sello en la vía área de Airway impide que el agua penetre en los pulmones. Cuando lo despierta, el perro se limita a sacudirse el agua y huir corriendo de allí: no había sufrido ningún daño.

Los aportes de Guedel a la Anestesiología van mucho más allá de los dispositivos: autor de varios estudios sobre diversos fármacos anestésicos, escribió también uno de los primeros libros de referencia en la materia: (Inhalation Anesthesia: A fundamental Guide), cuya primera edición data de 1937.

Describió también otras técnicas, como la forma de anular, mediante hiperventilación, los movimientos diafragmáticos que tanto molestaban al cirujano en la época previa a los relajantes musculares. Sin embargo, siempre se le atragantaron las pruebas con la anestesia regional: sus intentos fallidos a la hora de desarrollar estas técnicas menos invasivas quedan registrados en muchas de sus cartas.

Pero entre todos sus inventos, el nombre de Guedel quedará unido para siempre a la cánula orofaríngea, que aún hoy salva vidas impidiendo la obstrucción de la vía aérea en los pacientes con bajo nivel de conciencia. En realidad, la cánula había sido pensada inicialmente para administrar los fármacos inhalados, sustituyendo las cánulas metálicas primitivas, más lesivas para el paciente. Con el tiempo demostrarían su verdadera utilidad en la apertura de la vía aérea.

Las cánulas originales, en el Museo de Anestesiología de Illinois

Cánulas de Guedel actuales

Retirado en 1940 por problemas de salud (entre los que se incluye algún pequeño escarceo con las drogas), Guedel murió en 1956 en Los Ángeles (donde trabajaba desde 1928). Había recibido varios premios, entre los que tampoco se encontraba el de la Academia Sueca.

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