
New York.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una preocupante advertencia sobre el impacto que tendría la decisión del nuevo Gobierno de Estados Unidos de suspender sus programas de distribución de medicamentos para personas con VIH en países en desarrollo. Esta medida pone en riesgo la vida de millones de pacientes que dependen de estos tratamientos vitales.
Los programas, conocidos como PEPFAR (Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del SIDA), benefician actualmente a unos 20 millones de personas en más de 50 países, incluyendo a 566,000 niños. La OMS ha subrayado que detener abruptamente esta iniciativa podría desatar una crisis sanitaria global, revertiendo décadas de avances en la lucha contra el VIH/SIDA.
“La interrupción prolongada de estos programas podría llevarnos de regreso a las catastróficas cifras de las décadas de los 80 y 90, cuando millones de personas morían anualmente por SIDA,” señaló un portavoz de la organización.
La OMS advierte que el fin de PEPFAR no solo aumentaría el número de infecciones por VIH, sino también las muertes relacionadas con el SIDA. Además, dificultará los esfuerzos para prevenir la transmisión del virus en comunidades vulnerables.
Actualmente, casi 40 millones de personas viven con VIH en el mundo, de las cuales más de 30 millones dependen de programas como PEPFAR para acceder a tratamientos antirretrovirales y otros medicamentos esenciales. Solo en 2023, alrededor de 1.3 millones de personas contrajeron el virus, y unas 630,000 fallecieron debido a enfermedades relacionadas con el SIDA.
Una decisión polémica
La orden de detener la entrega de medicamentos financiados con ayuda humanitaria estadounidense, incluso si ya han sido adquiridos y están en centros de salud listos para ser utilizados, responde a un plan más amplio del gobierno de recortar la ayuda exterior. Esta política ya había sido impulsada durante el primer mandato de Donald Trump, aunque no llegó a concretarse tras la llegada de Joe Biden a la presidencia.
La OMS y otras organizaciones humanitarias han pedido al Gobierno de Estados Unidos reconsiderar esta medida, alertando que podría desatar una crisis sanitaria sin precedentes. “El acceso a tratamientos para el VIH no solo salva vidas, sino que también previene la propagación del virus. La continuidad de estos programas es esencial,” afirmó el organismo internacional.
Diversos países y organizaciones de la sociedad civil han expresado su preocupación ante esta situación. Expertos en salud pública temen que la medida también genere desconfianza en los esfuerzos internacionales por combatir otras enfermedades infecciosas.
Con más de 40 millones de muertes por SIDA en las últimas cuatro décadas, la lucha contra esta enfermedad ha sido un esfuerzo global. La suspensión de PEPFAR no solo amenaza con deshacer gran parte de ese progreso, sino también con aumentar la carga sanitaria y económica en países de bajos recursos.
La OMS y otras entidades seguirán presionando para que se tomen decisiones que garanticen el acceso a tratamientos esenciales y la protección de millones de personas en riesgo.