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Wellington Gómez Pichardo |
Con el inicio oficial de la temporada de huracanes 2025, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre, la República Dominicana se enfrenta nuevamente a la incertidumbre climática propia del Caribe. Pero más allá de los pronósticos atmosféricos, surge una interrogante fundamental: ¿estamos realmente preparados como país y como ciudadanos para afrontar los impactos de un huracán o tormenta tropical?
Una temporada con pronósticos alarmantes
El Centro de Predicción Climática de EE.UU. y el instituto dominicano de Meteorología (INDOMET) han advertido que esta será una de las temporadas más activas de los últimos años. Se estiman más de 20 tormentas con nombre, al menos 10 huracanes, y una alta posibilidad de que varios de estos sistemas afecten directamente a la región del Caribe.
Aunque estas cifras son importantes, el verdadero reto no está solo en lo que viene del cielo, sino en cómo lo enfrentamos en tierra.
La prevención sigue siendo un desafío estructural
En teoría, la República Dominicana cuenta con un andamiaje legal y operativo robusto para la gestión de riesgos: el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), la Defensa Civil, Cruz Roja, bomberos, INDOMET, y una red de comités provinciales. Sin embargo, la prevención sigue viéndose más como una campaña estacional que como una cultura permanente.
Muchas comunidades en zonas vulnerables siguen sin planes de evacuación actualizados, sin refugios dignos, y con infraestructuras eléctricas y pluviales deficientes. A pesar de los avances tecnológicos, la vulnerabilidad estructural sigue intacta en barrios marginados, zonas costeras y áreas urbanas de alto riesgo.
Respuesta: rápida pero desarticulada
Cuando ocurre una emergencia, la respuesta de las instituciones suele ser rápida en comparación con otros países de la región. Sin embargo, esa rapidez no siempre se traduce en coordinación efectiva. En muchas ocasiones, los esfuerzos de las distintas entidades se superponen, se improvisan rutas de ayuda, y los recursos no llegan con equidad a las comunidades más afectadas.
Además, el rol del personal prehospitalario, paramédicos, técnicos en emergencias médicas y voluntarios es crucial, pero poco visibilizado y, muchas veces, subvalorado. Equipos sin el equipamiento adecuado, ambulancias sin mantenimiento y personal sin apoyo psicológico post-evento son realidades que aún enfrentamos.
Conciencia ciudadana: entre el miedo y la apatía
Uno de los mayores retos en tiempos de ciclón no es solo meteorológico, sino cultural. La conciencia ciudadana sobre la prevención de desastres sigue siendo limitada y repleta de mitos.
- Muchos dominicanos aún no reconocen las señales de alerta temprana.
- Se minimiza el riesgo de tormentas porque "el otro año no pasó nada".
- Se comparte desinformación en redes sociales que puede poner vidas en riesgo.
- La falta de simulacros, educación en gestión de riesgos en escuelas, y campañas permanentes en medios de comunicación, solo perpetúan una actitud pasiva que puede costar caro.
¿Qué necesitamos para estar realmente preparados?
- Educación constante, no solo campañas temporales.
- Inversión en infraestructura resiliente en comunidades vulnerables.
- Fortalecer el sistema prehospitalario con recursos, equipos y personal capacitado.
- Promoción de simulacros locales liderados por juntas de vecinos.
- Un periodismo de emergencias que eduque, no solo informe.
La prevención no es una opción, es una responsabilidad
La temporada ciclónica 2025 no se puede enfrentar con indiferencia ni improvisación. La preparación comienza desde nuestras casas, nuestras escuelas, nuestros barrios. Los fenómenos naturales son inevitables, pero sus consecuencias sí pueden mitigarse si asumimos un compromiso colectivo de preparación, respuesta y conciencia.
En Guía Media Prehospitalaria creemos firmemente que la prevención salva más vidas que la respuesta. Por eso, hoy más que nunca, la pregunta no es si habrá un ciclón, sino: ¿estamos verdaderamente listos para enfrentarlo?