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| artículo original GP Magazine |
En la atención prehospitalaria, cada minuto se convierte en una pieza irrepetible de la historia de alguien. Quien trabaja en una ambulancia lo sabe: un turno puede iniciar con un traslado rutinario y terminar en una escena que marca para siempre. En medio de esa realidad dinámica, incierta y, a veces, injusta, ha surgido una herramienta que según muchos promete transparencia, pero según otros amenaza con alterar la relación sagrada entre paciente y proveedor: las cámaras corporales.

